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La respuesta es SI, y es porque para construir sobre un terreno el suelo debe reunir unas condiciones jurídicas y de infraestructuras determinadas que no todos los suelos tienen.
Clasificación del suelo en España según la normativa urbanística
La legislación urbanística española divide el suelo en tres grandes clases:

¿Qué es un terreno urbanizable?
El suelo urbanizable es aquel que tiene la posibilidad de ser transformado en urbano mediante un proceso de planeamiento y gestión urbanística consistente en:
Diferencias entre suelo urbano y urbanizable
A menudo se confunden los términos suelo urbano y suelo urbanizable, pero sus diferencias son clave a la hora de invertir o desarrollar un proyecto inmobiliario.
Mientras que el suelo urbano permite la edificación directa, el suelo urbanizable necesita ser desarrollado antes de su uso.
¿Cómo se determinan las condiciones de un suelo urbanizable?
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio correspondiente, es el documento rector de las condiciones básicas del suelo urbanizable, determinando su delimitación (sector), los usos globales (residencial, industrial, etc.), cuánto se puede construir (edificabilidad) y en que medida los propietarios del suelo deben contribuir a las infraestructuras y dotaciones generales del municipio.
A partir de las determinaciones generales del PGOU, mediante un Plan Parcial se determina la ordenación pormenorizada del sector, estableciendo las condiciones concretas de uso y edificabilidad de cada una de las parcelas que se generarán tras su urbanización.
La división en parcelas, mediante un proyecto de reparcelación y las obras, previa aprobación del proyecto de urbanización, constituyen los instrumentos de gestión urbanística necesarios para la transformación de un suelo urbanizable en urbano.
Entonces, ¿por qué no se produce más suelo urbano?
Porque este proceso, aparentemente sencillo, además de depender de la iniciativa de los propietarios, que deben ponerse de acuerdo y conseguir la financiación para asumir elevados gastos, está profusamente regulado e intervenido por la Administración, de manera que el desarrollo de una actuación de transformación urbanística puede demorarse varios años.
Pero el principal problema no es que los tiempos de desarrollo sean dilatados, sino que son inciertos, desconociéndose a priori cuánto tiempo puede durar el proceso hasta que el suelo sea directamente edificable.
La incertidumbre es la causa principal de que los inversores no arriesguen sus recursos en la compra de suelo urbanizable para su transformación en suelo urbano. El capital se invierte directamente en suelo urbano que es cada vez más escaso incidiendo en el alza del precio de la vivienda.
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